El Entrefútbol, en dónde la practica no lleva a la perfección

domingo, 31 de enero de 2010

La apoteosis de la genialidad



Me rindo ante Guti. ¡Qué futbolista! El fútbol español no ha sabido aprovechar a este fuera de serie. Un auténtico jugadorazo de los pies a la cabeza que no nació para pasar desapercibido. Dentro y fuera de los terrenos de juego ha escrito una poética historia de rebeldía basada más en el rapto que en la continuidad. Así es este genio de 32 años, que ha hecho magia sobre los terrenos de juego a pesar de no sentirse nunca titular y de tener numerosos detractores. Dentro de sus mágicas apariciones se incluye la exhibición que ofreció este sábado en el estadio de Riazor, ese campo que fue una maldición para el Real Madrid durante los últimos 18 años. Pellegrini frotó la lámpara y de ella surgió el genio de José María Gutiérrez para acabar con el mal fario. Su actuación ante el Deportivo de La Coruña fue simplemente prodigiosa. Espectacular.

Su pase en el segundo gol del Madrid fue portentoso. A la innegable calidad en la definición de Benzema, que fusiló sin contemplaciones a Aranzubía, se añadió un detalle técnico cinematográfico. Sucedió en un mano a mano de Guti con el meta deportivista cuando el madrileño miraba defrente al gol. Lejos de fusilar al guardameta, Guti levantó la cabeza y optó por un taconazo imprevisible que le corona como un futbolista de otro planeta. Este gesto técnico no cambiará el destino de Guti, que optó hace años por practicar el fútbol de manera diferente. Cuando la vida se concibe desde la genialidad suceden estas cosas. No admite términos medios. No ocurre lo mismo con otros genios cuya grandeza no se cuestiona ni en los momentos más deplorables. Guti es excelente, o no es nada. Por esa ambición se entiende que no puede actuar permanentemente desde la excelencia. Sin embargo, siempre le quedará la satisfacción de reservarse acciones singulares, alejadas del repertorio habitual, para sentirse un privilegiado.

A pesar de que soy culé hasta la médula, no puedo discutir el talento de Guti. Me consuela saber que no soy el único aficionado del Barça que opina de la misma forma. Sin ir más lejos, un buen amigo me dijo hace tiempo que Guti es mejor que Césc Fábregas; y si no es superior a Xavi e Iniesta es por su irregularidad. Así es la vida, que siempre premia la constancia de los currantes, aunque también concede un hueco especial para los genios. Esos locos que están un paso por delante del resto de los mortales. Entre ellos se instala Guti, que está pidiendo a gritos un hueco en el equipo titular del Real Madrid. No siempre es necesario realizar inversiones astronómicas para tener la mayor calidad sobre el rectángulo de juego. A veces la excelencia se encuentra tan cerca que asusta. Por eso no sorprenden las caras que pusieron algunos ilustres madridistas cuando contemplaron el taconazo de Riazor.

Guti ha puesto de manifiesto que no hace falta buscar en el exterior lo que se tiene en casa. Surgen varias preguntas a este respecto, pero una de ellas es inevitable: ¿Por qué se pagaron 65 millones por Kaká? El brasileño es un gran jugador, un trabajador infatigable, tal vez el mejor contragolpeador del mundo. Pero sus recursos técnicos parecen más limitados al lado de Guti, que siempre tiene en mente una solución genial cuando la inspiración le acompaña. La impaciencia que predomina en el fútbol actual antepone otros criterios antes del arte de la improvisación. Por eso se concede un margen a Kaká y se duda de Guti, aunque finalmente siempre se impone la apoteosis de la genialidad. Guti ha vuelto a tener un hueco en el demandadísimo once merengue. Pellegrini se rindió a la evidencia. Muchos se preguntan si el seleccionador Del Bosque también sucumbirá a los encantos del 14 madridista y lo convocará para el Mundial de Sudáfrica. Sería un broche de oro a la carrera de un futbolista único. Mi amigo se llevaría una alegría. Yo tambien. Todo el mundo disfutaría de la magia de un genio del fútbol.

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