El Entrefútbol, en dónde la practica no lleva a la perfección

martes, 29 de diciembre de 2009

El fútbol, como la vida, es sueño.


"Podría haber sido peor", comentaba un optimista alcarreño y aficionado del Dépor a las puertas del Estadio Alfredo Di Stéfano en la Ciudad Deportiva de Valdebebas.

Durante más de diez jornadas de dieciocho, el Club Deportivo Guadalajara había permanecido líder de su grupo -el dos- en Segunda División B. Hasta la última jornada del año en la que cayeron por dos a cero ante el Real Madrid Castilla fuera de casa. Ahora son terceros, "Estamos en puestos de play off", comentaba otro seguidor de los morados. Los de Arnaiz Lucas cierran el año a tres puntos del primero - El Universidad Las Palmas-, y a dos del segundo, el de la gran gesta, del Alcorcón.

Atendiendo a las cifras y a los resultados, los guadalajareños tienen razones para ser optimistas de cara al nuevo año. Pero no hablamos de datos numéricos, sino de ilusión. De detalles y matices. En definitiva, de la grandeza en las pequeñas cosas. Las que motivan jornada tras jornada a la capital de la Alcarria, a estar pendiente de los suyos.

Cuando hace dos temporadas ascendieron a Segunda División B, la ciudad se echó a la calle para vitorear al conjunto morado con tal ímpetu, que un foráneo bien podría interpretar tal estallido de júbilo, como la consecución de un título o la llegada a Primera.

El club ha permanecido en Tercera durante 46 temporadas, o lo que es lo mismo, 46 años. Sería falso decir que el apoyo ha sido el mismo que en la actualidad. Pero también lo sería afirmar que los morados no han gozado del respaldo de su afición durante este tiempo. Unos seguidores que siempre han tenido su corazón dividido entre "su Guadalajara" y otro equipo de Primera -generalmente el Real Madrid, tal vez por cercanía-.

Unos seguidores que siguen bajando en peregrinaje ataviados con su camiseta morada al Pedro Escartín -domingo sí, domingo no- a las orillas del río Henares. Buena gente, humilde y sencilla, que si hay una victoria acude al bar más cercano para celebrar el triunfo y si hay una derrota festeja lo que está por venir. Niños que sueñan ver al Real Madrid galáctico enfrentándose a los suyos cuando en realidad son los chicos del Castilla. Padres que dejan volar su imaginación mientras ven un partido de los morados frente a los que un día fueron grandes, como el Real Oviedo, o pasaron por Primera, como el Toledo.

Y así, domingo a domingo, choque tras choque, se continúa forjando la historia del club de la provincia. Las malas lenguas vaticinan que tal vez no convenga subir a Segunda -por motivos económicos- y de ahí que toque poner el freno. Pero estos son solo unos pocos agoreros. El resto soñaba con cerrar el año como "campeón de invierno, como el BarÇa de los Seis Títulos". Por eso duele caer al tercer puesto en la última jornada de 2009. Pero no por eso dejarán al Dépor de lado en lo que resta de temporada, a pesar del frío siberiano, la lluvia o la nieve. Porque el fútbol no son solo datos numéricos, cifras o resultados. El fútbol es también ilusión y por supuesto, sueño, como es la vida... que ya lo decía Calderón -de La Barca-.

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