El Entrefútbol, en dónde la practica no lleva a la perfección

domingo, 21 de marzo de 2010

Un equipo sin alma

No pretendo con mis palabras que todo buen madridista quede cegado por el resplandor de un ídolo y, probablemente, me gane críticas por mis palabras pero hay algo que se revuelve en los corazones blancos desde hace unos días.
El diario AS abría el viernes con la noticia que nunca quise leer en una portada. Raúl se irá en junio. Un golpe sobre la mesa. Un revés difícil de aceptar. Y no porque no sepa ver reconocer que el ocaso del Capitán ha llegado (quizás de forma precipitada en los último tiempos) sino porque me temo que se irá por la puerta de atrás, sin hacer ruido, como otros tantos. No será por la afición que cada domingo llena el Bernábeu y le aclama cuando sale a calentar a la banda o cuando salta al campo sustituyendo a un compañero (no gastaré ni un segundo en rebatir los argumentos de aquellos que le profesan un odio incomprendido.


El señor Pérez tan lleno de millones y señorío sigue vacío de formas. Probablemente la única oportunidad que tendrá el madridismo de despedirse del siete será el 9 de mayo en el partido frente al Athletic de Bilbao en el Santiago Bernábeu. Una auténtica vergüenza no por el rival sino por el entorno. En lugar de invertir millones en un proyecto que ya huele a fracaso por muy líderes que seamos (recordemos al Alcorcón y al Olympique de Lyon), debería dar el homenaje que se merece un hombre que ha dado la vida por el Real Madrid. Literal. Raúl es el alma de este equipo le pese a quien le pese. Este señor lleva meses guardando un silencio noble mientras los periodistas y el pueblo hacían de su suplencia un debate nacional. La prensa le ha zarandeado hasta sacarle de la Selección (no creo que sea la principal razón de su salida del combinado español pero, desdeluego, sí ha contribuido). Sabe lo que significa lucir el escudo madridista sobre el pecho, conoce el valor del Real Madrid, ha vivido míticas remontadas... Este señor ha salido a jugar un Barça-Real Madrid con apendicitis y sólo ha sido consentido ser operado cuando el partido había finalizado para quince días después reaparecer ante la Juve en Champions; se ha lesionado una rodilla, ha ignorado la cirugía a sabiendas del riesgo personal que corría y tres meses después se volvió a enfundar la camiseta blanca para enfrentarse al Getafe en un Bernábeu lleno hasta la bandera.

Raúl ha vapuleado todos los récords, ha marcado en dos de las tres finales de Champions que ha jugado, hizo un aguanís en la Intercontinental que aún pone los pelos de punta a muchos, ha silenciado al Camp Nou, intentó levantar al Real Madrid el 6 de marzo de 2002 cuando mcuhos aficionados lloraban en las gradas una amarga derrota que sigue doliendo, marcó su tanto número cien en el mismo campo donde debutó, el primer gol se lo hizo al Atlético de Madrid (club que le dejó marchar...). Podría seguir pero sé que también ha fallado, claro que sí, porque no es una máquina perfecta. Y no se ha escondido. Ha dado la cara en los peores momentos a nivel personal y grupal.



No creo que volvamos a ver a alguien que luzca el brazalete de capitán sobre esa camiseta blanca que tanto orgullo nos produce y menos aún disfrutaremos de un jugador con semejante palmarés manchado por la ausencia de la Copa del Rey y de títulos personales de prestigio internacional. Jorge Valdano dijo una vez que "Raúl no es un diez en nada pero es un ocho en todo". Me parece la definición perfecta para un hombre que vive sus últimas tardes de fútbol en el club de Concha Espina. Me da rabia y pena que no den la oportunidad al madridismo de grabar en sus retinas la última noche mágica del Gran Capitán con un Real Madrid que se queda sin alma este junio...
Rulo, gracias por tus 16 años de fútbol en el Real Madrid

PD.: Y perdónenme si no caigo en la palabrería de los que tachan a Raúl de disctador dentro del vestuario y del Real Madrid. Hasta que no lo vea, no lo creeré.

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