A muchos les sonará porque lo han vivido en primera línea. A otros porque habrán oido hablar de la Mareona. Lo cierto es que la afición del Sporting deja su huella allá por donde pasa. Y el Santiago Bernabéu no ha sido una excepción. A pesar del abultado marcador de la pasada temporada (7-1), la afición rojiblanca se hizo notar en las gradas del estadio del Real Madrid. Aunque su equipo ganó el partido de manera incontestable, los seguidores madridistas terminaron desbordados por la fuerza de una oleada incontenible. Los gijoneses tenían muchas ganas de reencontrarse con uno de los grandes estadios del fútbol mundial. Despues de una decada purgando penas en el infierno de la Segunda División no parecía complicado convertir al coliseo del madridismo en El Molinón de Concha Espina. Y se consiguió. El resultado fue lo de menos. Lo importante era disfrutar del sabor añejo de uno de los enfrentamientos más atractivos del fútbol español. Porque Gijón ama el fútbol.
Este año no será una excepción a pesar de las dificultades que el Real Madrid ha puesto a los aficionados del Sporting. El club madridista no ha atendido la demanda de las peñas sportinguistas y no ha remitido las localidades solicitadas. El Madrid ofreció 1.006 entradas y el Sporting demandaba 4.000. Es una clara descompensación entre la ley de la oferta y la demanda. El club rojiblanco, lógicamente, desestimó la propuesta. Varias peñas han cancelado sus viajes y otras se desplazarán a Madrid para no perder el dinero que habían adelantado en la reserva de hoteles y autocares. Y otros han manifestado abiertamente su malestar con quejas a través de Internet, del teléfono o de allegados en la capital de España. Resulta lamentable que el Real Madrid limite la venta de entradas a un equipo humilde. ¿Les molesta que haya aficionados visitantes en las gradas? ¿Temen que no se oiga a sus aficionados? ¿Tienen miedo a que se produzcan incidentes? Para que se consume este último supuesto no se puede plantear mejor solución que la propuesta. Con la imposición de estas limitaciones, los aficionados rojiblancos se podrían mezclar con los socios madridistas con el riesgo que esa medida conlleva. Los aficionados del Sporting se dispersarían por las gradas del estadio y se podrían producir problemas de seguridad. En ese caso, las alarmas estarían justificadas. No antes.

Este sábado se volverán a oir los ánimos que la afición del Sporting dirigirá desde cualquier punto del Santiago Bernabéu. Sea cual sea el resultado resonarán los cánticos en las gradas del estadio madridista. Pocas aficiones harán tanto ruido en el feudo merengue. Y no muchas tendrán la imaginación suficiente para proclamar a los cuatro vientos que "cuando voy por la calle y me preguntan, que si soy del Barcelona o del Madrid, yo levanto la cabeza orgulloso y les digo del Sporting a morir". En Gijón somos así de "grandones". No tenemos reparos en ponernos a la altura de los dos gigantes de la Liga Española. Pero no será éste el único grito de guerra. Se coreará uno que se hizo célebre el año del ascenso y que gustosamente se tuvo que readaptar por la consecución de la permanencia en Primera División. Un cántico que ya es un himno para la tribu sportinguista "porque este año, seguimos en Primera, y pobre del que quiera, robarnos la ilusión...". Y para celebrarlo, ¡que corra la sidra!
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