Europa no tiene palabras. La Champions no es para Messi, su Liga es de otro planeta. El fútbol exquisito que hizo anoche dejó a los rivales admirados, a los enemigos con pánico, a la prensa hipnotizada y al mundo preguntándose si tiene ADN de otra galaxia.
Barcelona vivió una revolución “Leonina” porque Messi eclipsó al Arsenal con cuatro anotaciones fantásticas.
Joyas por goles
El Arsenal partió por delante en un contragolpe letal que definió Bendtner, pero lo que hizo fue desatar la furia de Messi.
La defensa inglesa dejó espacios y cometió errores tontos que con jugadores de la clase del argentino son pecados milimétricos que se convierten en gol.
Y así fue, en un mal rechace que se convirtió en una pared para Messi, el 10 sacó un riflazo en un mosaico para dejar a los ingleses mordiendo el polvo. Golazo descomunal, desde la media luna, pero la luna del cielo.
Luego un balón muerto que se pasea por el área es definido arquitectónicamente por el astro. Almunia no sabe qué pasa.
Al 42 en una contra letal, efectiva, nefasta, Messi hace una vaselina de oro para batir al portero. Ha hecho de todo, goles con la zurda, con la derecha, gambetas, toque, regate… es un ballet completo, una danza al viento.
Y como todo estaba para el genio, al 88, todo le salía mal al Arsenal, un disparo entre tres rebota en Almunia justo a Messi que en la segunda no perdona, de premio caño. Lo demás bla bla bla.
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