Despues de una semana en la que opinó sobre el clásico hasta el apuntador, llegó el Barcelona al Santiago Bernabéu y habló en el terreno de juego. La mejor forma de dejar claro que, al final, el fútbol lo hacen los futbolistas. De eso sabe mucho este Barça al que le sienta bien la presión. En ningún momento sus jugadores dieron la impresión de sentirse desbordados por la trascendencia del choque, un encuentro que muchos habían bautizado como el partido del milenio. Los hombres de
Guardiola enviaron un mensaje inequívoco: son los emperadores del fútbol español. Manejaron el juego al antojo de
Xavi Hernández y controlaron todas las embestidas del Real Madrid, que terminó desencajado y roto, convertido en una mediocridad ambulante. La balanza del fútbol español comienza a estar muy desnivelada en favor del equipo catalán.
El Barça, que convirtió el clásico en un trámite, se queda en una posición muy cómoda. Líder en solitario de la clasificación liguera con
80 puntos, separado por 3 de su más directo rival y con el optimismo por bandera. Lógico. Han dejado muy tocado y desfigurado a su perseguidor sin necesidad de forzar. Parecía un encuentro más para los azulgrana que aún así destrozaron sin problemas todas las costuras del Real Madrid. Da igual cuánto dinero se invierta en fichajes, cuántos futbolistas se incorporen cada temporada o quien controle las riendas del club. No siguen una filosofía capaz de plantar cara a los culés.
En estos momentos, el equipo blanco está a años luz del Barcelona. Se escucha ya ruido de sables en el seno del madridismo y la cabeza de
Manuel Pellegrini podría ser la primera en
caer. Son los efectos de sobrevivir sin proyecto alguno. Un verdadero marrón para el inquilino del banquillo madridista, que siempre estará supeditado a los designios inescrutables de sus superiores. Da igual su identidad y sus méritos anteriores, el canibalismo madridista puede desbordar a cualquier entrenador. En los últimos años,
Juande,
Schuster,
Capello,
López Caro,
Luxemburgo,
García Remón,
Camacho,
Queiroz y
Del Bosque pasaron por la silla eléctrica de Chamartín. Y ahora le toca aguantar el trago a un chileno que, a base de eficiencia, llevó al
Villareal a las semifinales de la Copa de Europa. Que nadie lo olvide. Pellegrini fue capaz de estimular a un
Riquelme en decadencia y encumbrar a
Diego Forlán. Sin embargo, ahora deambula como alma en pena, devorado por una entidad que consume talento con la misma facilidad que factura millones en concepto de marketing y merchandising. El Real Madrid es una empresa más que un equipo de fútbol. Y así les va.
Pero la plantilla tambien tiene su cuota de responsabilidad en el desaguisado. La imagen de
Cristiano Ronaldo e
Íker Casillas fue el vivo espejo de la impotencia que sintió anoche el equipo madridista contra el Barça. El por
tugués terminó extenuado por no haber sido capaz de romper el maleficio que le acompaña contra su eterno rival al que aún no ha sido capaz de marcarle un sólo gol. Todo lo contrario de lo que ocurre con
Leo Messi que, tras su gol de ayer, lleva
27 goles en la Liga, es el pichichi destacado del campeonato y ya le ha marcado
7 goles a los blancos. Por su parte, Casillas vive en una desesperación permanente y sigue encajando goles partido tras partido. De ahí la corriente de opinión que apuesta ya por un cambio de titularidad en la portería de la selección española. El azulgrana
Víctor Valdés llama cada día con más fuerza a las puertas del combinado nacional. Los números son elocuentes: el de Móstoles ha encajado
28 tantos por los
19 que ha recibido el catalán. Otro pulso que comienza a tener color azulgrana, sea cual sea el veredicto de Del Bosque.
Sorprende la soledad que vive el bueno de
Xabi Alonso en la medular blanca. No es lo mismo dirigir a un equipo flanqueado por
Gerrard y
Mascherano, que hacerlo con
Gago y
Marcelo. El tolosarra, que es uno de los mejores timoneles del mundo, añorará sus tiempos en
Anfield. La comparación con Xavi Hernández es odiosa. El catalán maneja el fútbol de su equipo con gran facilidad ayudado por el aval que le ofrece Guardiola. Ayer, el de Terrassa volvió a ser el eje de todos los ataques azulgrana y dio las dos asistencias de gol de la noche. A la espera de que
Andrés Iniesta se reencuentre con su mejor fútbol, el Barcelona puede presumir de contar en sus filas con un mediocentro como Xavi. Otro fruto de
La Masía, que se consolida como el mejor vivero de jugadores del fútbol español. De ahí salió
Pedro Rodríguez, que también fue capaz de marcar en el Santiago Bernabéu. Despues de marcar la pasada campaña en todas las competiciones, el de Abades sigue devorando récords. Hay jugador para rato. Lo mismo se puede decir de
Busquets y
Piqué, que completan un equipo sólido como una roca.
Con una receta diferente a la empleada el año pasado en el
2-6, el Barcelona pasó con nota el examen de Chamartín. Ahora le toca mantener la intensidad en lo que resta de campeonato doméstico para alzar su 20ª Liga, más que las que tienen el
Milan (17), el
Liverpool (18) o el
Inter de Milan (17), por ejemplo. No obstante, el mayor reto de la temporada para este equipo eterno será el de llegar a la final de la
Copa de Europa que se jugará el
sábado 22 de mayo en el Santiago Bernabéu. Una cita espectacular para lucir en el marco más atractivo el fútbol único, sin precio, que practica un club inimitable.
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