Se subió a lo más alto del podio y alzó los brazos emulando al Cristo Redentor que custodia Río de Janeiro desde lo más alto del cerro del Corcovado. Tenía muchas ganas de volver a saborear las mieles de la victoria y no escatimó en recursos para celebrar su enésima hazaña. Con la madurez propia de sus 28 años y el carisma propio de un campeonísimo,
Fernando Alonso festejó por todo lo alto su primer triunfo vestido de rojo Ferrari. El ovetense se sacudió las penurias que le habían acompañado en los últimos tiempos y dio un puñetazo sobre la mesa en el Gran Premio de Bahrein, una carrera que siempre ha estado marcada en rojo en su calendario. Ya no hay rastro del Alonso enfadado con el mundo. Ha iniciado una nueva era a lomos del "Cavallino Rampante" y, sin perder las formas, recupera esa mirada felina que tan grande le ha hecho. El Rey Pelayo de las cuatro ruedas empezó su reconquista desde la primera curva del circuito de Sakhir, donde se citó con su compañero Massa para hacerle un adelantamiento bestial. Se presume una temporada de muchas alegrías para todos los que seguimos la Fórmula 1. Con Schumacher de vuelta, con Vettel luciendo su talento y con Hamilton lanzado,hay muchos motivos para disfrutar cada domingo en cuanto las luces del semáforo se apaguen.
Estas son las victorias que hacen grande al ciclismo.
Alberto Contador ha ganado su segunda París Niza con una superioridad colosal. Nadie puede restar méritos a las hazañas del campeón madrileño. Actualmente es el emperador de la bicicleta y ya no se le resisten ni las clásicas. Su insultante superioridad siempre se sobrepone a los múltiples contratiempos que se cruzan en su camino. Sus rivales no se lo ponen fácil, vengan de donde vengan. De un rancho texano o de la huerta murciana. El carácter competitivo no tiene denominación de origen, ni derechos de autor. Por eso triunfa Contador. Porque la calidad es autóctona, singular y natural. Pinto ha fabricado un ciclista excepcional, capaz de hacer fente a emboscadas como las que le prepararon Valverde, Luis León, Kreuziger o Samuel Sánchez. Son rápidos, imprevisibles, valientes y perseverantes, pero no poseen esa chispa que diferencia a los mejores de los aspirantes. Ni la determinación suficiente para dirigir las carreras con puño de acero en guante de seda. De eso sabe mucho el gran Contador, un gigante al que pronto empezarán a rendir pleitesía. Armstrong tiene motivos para estar preocupado. Queda menos para el Tour de Francia.
No hay quien lo detenga. Cuando cose el balón a su zurda, todo puede pasar. A lo largo de su brillante trayectoria ha sido capaz de obrar tantos milagros con el esférico cosido a sus pies, que el mundo contiene la respiración cuando dirige un ataque. Y un hat trick ante un equipo de la talla del Valencia se considera una posibilidad que entra en el terreno de la lógica. Increíble. Así funciona un genio. Así es
Lionel Messi, el futbolista 10, una mezcla perfecta entre el regate de Figo, la potencia de Ronaldo Nazario y el remate de Rivaldo. El argentino juega a fútbol con tanta facilidad que hace fácil lo imposible. Arrancando desde la derecha o desde el centro del campo, es capaz de acabar con la resistencia del bloque más sólido. No parecía sencillo superar el entramado defensivo organizado por Emery hasta que Messi tomó la batuta y compuso una sinfonía soberbia. Y de una forma sencilla. El maestro de Rosario dirigió la marcha del conjunto azulgrana que bailó al compás del son que marcaba el argentino. Un, dos, tres. Slalom vertiginoso para descomponer a tres rivales. Un, dos, tres. Control orientado con la izquierda, un autopase soberbio que deja atrás a los defensores valencianistas, y definición perfecta con la izquierda por el palo largo. Un, dos, tres. Buen envío de Henry que le habilita para plantarse solo ante César al que supera con un toque sutil. Un, dos tres...Leo, ¡tócala otra vez!
¿Qué dirán ahora los que le culparon del fracaso contra el Olympique de Lyon en la Champions League?
Gonzalo Higuaín se resarció de la tragedia europea a costa del Valladolid. El delantero argentino se reivindicó en Zorrilla despues de las injustas críticas que tuvo que soportar en los últimos días. Nada mejor que tres goles para cerrar bocas. Es la mejor manera de dejar en evidencia a los ventajistas e ignorantes. "Pipita" se dejó el alma en el estadio pucelano. Un ataque de rabia propio de un futbolista de raza que lleva el gol en la sangre. La ocasión fallada en la primera parte del encuentro contra el Lyon disputado el pasado miércoles en el Bernabeu no puede empañar a un futbolista que siempre tiene en el punto de mira a la meta rival. Empeñado en demostrar la veracidad de esta afirmación, Higuaín marcó tres goles que sólo están al alcance de un ariete inteligente, astuto y contundente. Tres tantos que evidencian el oportunismo, la definición y la precisión de un punta indiscutible. No se puede debatir la titularidad del hombre que tiene el mejor promedio goleador del Real Madrid. Marca cada 80 minutos. Una amenaza enorme para sus rivales, que sólo pueden encomendarse al azar cuando el Pipita encara la portería.
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