El Entrefútbol, en dónde la practica no lleva a la perfección

domingo, 14 de febrero de 2010

La sinvergüenza de los árbitros españoles

A todos nos encanta el fútbol, un deporte que despierta en muchos pasiones tremendas y que otorga momentos de gloria, placer y bienestar a raudales. Otras veces se conocen decepciones y hasta acrecenta odios hacia equipos rivales y aficionados contrarios, pero lo que es la esencia del juego en sí, el concepto del propio deporte, es amado por todos. Por eso ver que en España el fútbol esté siendo masacrado por unos tipejos que con su supuesta autoridad desvirtuan el juego me jode mucho, y a riesgo de sonar malsonante debo de decir que estoy hasta la polla de los árbitros y de sus siempre erróneas decisiones.

Por que vamos a ver: el fútbol como deporte tiene sus reglas y la competición admite esas reglas, y para que esas reglas se cumplan si ponen un árbitro, al final de cada partido, donde se han podido dar infinidad de jugadas comprometidas, entre faltas, codazos, fueras de juego o goles anulados, se acaba jugando a un deporte que nada tiene que ver con el fútbol, sino que se acaba jugando a algo que el árbitro decide; dependen los clubes tanto de la percepción de un señor que saltas al campo a jugar un partido de fútbol y se acaba practicando un deporte distinto. ¿Cuantas veces un equipo ha acabado descendiendo por decisiones erróneas de un árbitro? o ¿cuantas veces un equipo se ha pasado toda la semana preparando un partido importantísimo y por una decisión injusta se ha quedado sin los puntos?


No estoy hablando de villarato ni de psuedomamonadas de esas, no critico la mala fe a posta y teledirigida de los árbitros, porque si eso exitiera ya sería todo mucho más flagrante, y esto último no son más que sospechas, no hay nada concreto. Pero lo que sí es innegable a todas luces es la poca profesionalidad, oficio y señorío que demuestran jornada tras jornada los responsables de impartir justicia en el terreno de juego. El nivel de los árbitros españoles es a todas luces ínfimo, son muy malos arbitrando y encima hay que aguantar su chulería. Iturralde, que es vasco pero me antipatiza horrores, es de los peores y como él los demás arbitruchos españoles siempre ponen caras y gestos de autoritarismo al marcar las jugadas más plémicas y controvertidas, como dándose una importancia y jerarquía que resulta irrisoria.

Pero lo absolutamente más acojonante del caso es que siempre se les excusa todo, aduciendo que su trabajo es súmamente difícil. Ellos nunca hacen declaraciones pero tampoco se les castiga por sus errores. Parecen impunes y así parece que van a seguir jodiendo el fútbol español porque lamentablemente a los medios de comunciación les encanta la polémica que siempre suscitan. Al final va a resultar que inconscientemente hemos aceptado la salsilla y vidilla que dan los árbitros a este deporte, y quizás a nadie le interese que todo esto cambie. A ratos he llegado a pensar que los árbitros son un bien necesario en el fútbol, porque realizan a las mil maravillas esa labor de encrespar al público, quienes cada fin de semana se muestran encantados de tener a quien gritar, con quien desahogarse y en la madre de quien cagarse.


Malos modos de los aficionados aparte, los propios jugadores también son unos tramposos que poco o nada ayudan a los árbitros, pero en mi opinión todo este problema tiene solución. ¿Por que tienen que ser los árbitros de fútbol los más polémicos entre todos los deportes que hoy en día se practican? En otros deportes al árbitro se le respeta y ni siquiera se le protesta, caso del tenis, rugby o cualquier deporte que esté bien organizado, desde tecnológicamente ('El ojo de halcón' en tenis) o federativamente (el basket le da mil vueltas al fútbol en España). Seguramente la solución para el fútbol español (en otras ligas la figura del árbitro está mejor llevada) radique en innovar, desde meter más árbitros en las áreas o en los fondos hasta usar repeticiones instántaneas y grabadas por jueces externos conectados al árbitro central. Ya se hace en otros deportes y por bien de un fútbol honesto y en el que verdaderamente se pite y se tenga que hacer, sacar o continuar la jugada como realmente ocurrió, no costaría más que unos segundos detener el juego y decidir a la vez que pitar lo que realmente pasó, nunca tendría que tener más valor lo que el árbitro creyó ver.

¿Que con esta variación se perdería la autenticidad, intriga y esencia del fútbol actual? Si lo que mola es acabar jugando a un deporte marcado por un soplagaitas que se cree ministro, sería tristísimo y de hacérselo mirar. Pero se ganaría en honestidad y en fomentar una sociedad que fuese más respetable, porque no me atrae nada la idea de dejar a nuestros sucesores un fútbol, como deporte, donde un único tipejo causa las más de las crispaciones y desvirtua el deporte hasta cotas grotescas.

PERDONAR LAS PALABROTAS Y LO MALHABLADO, me apetecía desfogarme así...

2 comentarios:

  1. Carlos ¿se puede saber por qué te ha dado ahora por esto de los árbitros? ¿Ha habido algún episodio, alguna actuación concreta, que te haya impulsado a escribir esto? Si es así, dilo. Aclararías muchas cosas. Gracias

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  2. Verás Javier, no ha habido ninguna situación concreta ni ningún chispazo que me haya llevado a hacer esa reflexión, simplemente es una idea o pensamiento que lleva rondando años en mi cabeza, a los árbitros ya se le han dado infinidad de beneficios de la duda y año tras año empeoran. Solo quise abogar por un fútbol puro, sin malentendidos arbitrales, como los partidos de España en la Eurocopa pasada, ganó jugando al fútbol y los árbitros no influyeron. Si en algo te molesto mi entrada, lo siento de verás, y si así fuera, dimelo. De nada y gracias jejeje.

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