Ella: porqué me has abandonado tanto tiempo a mis suertes lejanas.
Él: no he sido yo, me han inculpado por algo que no quise hacer.
Ella: por favor vuelve a darle vida a mi ser.
Él: lo haré hoy mismo, entre pasto roto y miradas ajenas.
Ella: no vuelvas a dejarme, me siento sola sin ti y tus amigos no son luz de cristal.
Él: lo sé, te prometo no volver a hacerlo, pero no puedo cambiar, hago lo mejor de mí.
Ella: soy tuya, como la arena al mar.
Él: te llevaré en mis piernas y serás sólo mía, no te compartiré con nadie. Dulce redonda.
Ella: sueña conmigo pequeño galante con salto de gacela.
Él: lo haré ahora y siempre... doncella de mis días en sombras y matices...
Ella: adiós, nos vemos entre redes de pasiones invernales.
Él: allí estaré esperándote, en noches como ésta, noches de luna... luna de plata...
Cómo te lo curras, Alonso! Vaya texto más bonito que te ha quedado. Se nota que en Sudamérica cuidais el castellano. Felicidades, maestro!
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