Querido Paquillo:
Soy Feito, siento mucho no haber respondido antes a la carta que me mandaste hace casi un año. Ya sabes que me dan mucho corte estas cosas, pero te agradezco mucho lo que me escribiste en esa carta. Muchísimas gracias a todos por vuestro recuerdo. No tengo palabras para agradeceros vuestras palabras de cariño. Sirva esta carta como una pequeña señal de agradecimiento que os envío desde el cielo.
Paquillo, he pensado en que hoy te haría especial ilusión recibir noticias de este viejo amigo. No te preocupes por no haberme dado un abrazo de despedida aquel jueves que fue mi último día en la radio. Me conformo con los buenos momentos que vivimos juntos. Tú sentado delante de tu ordenador, con tu Coca Light encima de la mesa, organizando el Carrusel con Hevia, y yo entrando y saliendo del despacho de Joserra para preparar El Larguero, siempre de acuerdo con el gran Busti. ¿Qué tal está Busti? ¿Sigue igual de currante que siempre? Me alegra pensar que el programa se quedó en buenas manos. Ya me he enterado de que se ha incorporado Valbuena al equipo. ¡Qué alegría! Es un gran bloque para sacar adelante el programa cada noche. Desde el cielo os controlo con la misma satisfacción y el mismo orgullo que sentía cuando estábamos juntos. No lo dudes, Paquillo.
¿Sabes con quien estuve esta tarde? Con tu padre. Somos muy amigos. Siempre está radiante porque se siente muy orgulloso de tí, pero esta tarde lo noté más bajo que de costumbre. Cuando le pregunté por qué, me confesó el motivo. No te pudo escuchar en el Carrusel de esta tarde, se enteró de lo que te ha pasado en la emisora y está disgustado. Dice que no te mereces vivir esta situación simplemente por haber defendido tus derechos. Y yo estoy de acuerdo con él. No te pueden vetar por no comulgar con ruedas de molino y por reivindicar lo que crees que es justo. ¿Dónde se quedaron los derechos de los trabajadores?, nos preguntamos y aquí nadie ha sabido responder a nuestra pregunta. Supongo que allí abajo, tampoco. Y así nos luce el pelo. Tú padre me recordó muchas veces a lo largo de esta tarde lo que te dijo hace años cuando le comentaste por primera vez que querías estudiar Periodismo: "Esa es una profesión de lameculos". Lamentablemente, hoy ha recordado esa frase y se reafirma. Sabe que te ha ido muy bien hasta ahora pero no entiende por qué, a la primera dificultad que se ha presentado en el camino, te han jodido. Y tiene toda la razón. Porque se te queda pequeño hacer una gira del Carrusel por toda España en lugar de estar en Sudáfrica para contarnos lo que pase en el Mundial con ese estilo tuyo tan característico. ¡Cómo me gustaba oir ese "hola España" con el que abrías cada edición del Carrusel y cada programa especial de las 3 con tu característica vitalidad! Si, Paquillo, en el cielo también se escucha la SER.
Ya sé que ahora estás muy cabreado con los jefes de la radio por lo que te han hecho. Y no estás dispuesto a pedirles perdón. Tú mismo, Paquillo. Tú padre y yo te aconsejamos que apuntes los pros y los contras de tomar una u otra decisión. Y en virtud de las anotaciones que te salgan, saca tus propias conclusiones. Yo, que atravesé el desierto, sé lo que es pasar sed y hambre. Ya sabes que me tuve que tragar el orgullo unas cuantas veces. Por eso no puedo alimentar tu ira y te invito a que aproveches el periodo que te ha dado la empresa para presentar alegaciones, y reconsideres tu postura. Como buen asturiano sé que no te casas con nadie y te cuesta dar marcha atrás, pero parate a pensar en las ventajas de volver. El micrófono amarillo del estudio principal de la radio te espera. Quiere que le hables con la misma energía y la misma fuerza de siempre. Porque supongo que ya habréis vuelto al estudio grande, ¿verdad? Allí se curra mucho mejor, con más espacio de maniobra para los que presentáis y para los que os apoyamos desde el otro lado. ¡Cómo me gustaría volverte a ver bromear con Pepe Domingo! Supongo que Pepe seguirá dando la publicidad igual que siempre. ¡Dios, cómo os echo de menos! Me emociona recordaros, pero no me quiero poner muy pasteloso para no cargarte aún más la cabeza.
Lo que sí tengo muy claro es que el Carrusel ya no será lo mismo sin tí. Ahí seguirán Pepe, Lama, Hevia, Juanma, Heri, Romero, Alcalá...(ay Alcalá, ¿cómo estará Alca? ¿Qué opinará de toda esta controversia?) y todos los demás, que lo hacen de lujo. Pero ya no habrá la misma frescura. Esa frescura que solo aportas tú. Ya sé que no hay nadie imprescindible. Yo el primero, que nunca he sido imprescindible en ninguna parte y la prueba es lo bien que sigue yendo El Larguero con Joserra, Joseba, Valbuena, Jesús, David... Pero, por tu forma de ser y tu manera de entender la radio, el Carrusel no sonará tan bien sin ti. Y tu ausencia se notará de una forma bestial. La notaremos los que te escuchamos desde la distancia y la notarán tus compañeros que ya no te verán sentado en el asiento central del estudio siguiendo 6 o 7 partidos simultáneamente en los monitores del estudio, con los cascos sobre la frente y apretando al micrófono como si te lo fueras a comer. No, no me lo puedo creer. No me lo quiero creer. Respetando el buen trabajo que hicieron Durán, Prat, Brotons y Valbuena en Carrusel, tú eres el mejor heredero de la marca que nos dejó el inolvidable Vicente Marco. No te lo vas a creer pero acaba de aparecer por aquí. Lo tengo a mi derecha y me pregunta qué ha pasado, por qué tecleo tan rápido, por qué estoy tan alterado. Le estoy diciendo que estoy muy triste porque han destituido a Paco González del Carrusel. ¿Y sabes cómo ha reaccionado el maestro? "Me dan ganas de presentarme por la 9ª planta de Gran Vía, 32 para decirles a los jefes de la radio que están cometiendo un grave error". Más claro no se puede hablar. Lo ha dicho un sabio, un grande, un maestro. Ante tal autoridad, sólo me queda callar, decir "amén" y aplaudir. Vicente Marco es Vicente Marco. Igual que Paco González es Paco González. Y sólo hay uno.
A ver si tengo la ocasión de ver a Dios para explicarle la situación. Siempre está muy atareado pero creo que me puede hacer un hueco en su apretada agenda para exponerle tu caso. Espero que tome cartas en el asunto y arrime el hombro para conseguir que vuelvas a la radio, retomes las riendas del Carrusel y te podamos escuchar desde Sudáfrica el mes que viene. Toda ayuda es poca. Tal vez estés pensando ahora mismo que la SER da asco. No digas eso, Paquillo. Aprovecha tu alzheimer selectivo y olvida este mal trago. Céntrate en tu adorada profesión y recupera la normalidad. Seguro que tu mujer, tus hijos (¿te acuerdas que sólo te perdiste un Carrusel y por qué coincidió con el nacimiento de tu hija?) y el resto de tu gente se llevarán una alegría cuando recuperes la bendita rutina. No te puedes imaginar cuánto se echa en falta la rutina por aquí. Me tratan muy bien, sí, pero añoro los cabreos y los desvelos que vivía cuando estaba con todos vosotros allí abajo.
Así que, Paquillo, relajate, toma unas cuantas Coca Colas Light, fumate un par de cajetillas y reflexiona. Reflexiona mucho. Y vuelve a la radio. Allí hay mucha gente que te necesita. Y tú mismo necesitas volver a estar con ellos. Yo me voy a recoger ya porque por aquí no está tan bien visto trasnochar aunque como saben que yo he trasnochado durante toda mi vida, hacen una excepción. La misma oportunidad que, seguro, te darán los responsables de la radio. Tú sé positivo y verás como todo se solucion.
Mucho ánimo, hermano. Te lo dice un viejo amigo que te sigue queriendo mucho a pesar de estar tan lejos. Y cuando vuelvas a la radio, dales recuerdos a todos y enseñales esta carta como señal de que Feito sigue estando a vuestro lado.
Un abrazo muy fuerte,
Ernesto López Feito
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